- Hoy me he visto paseando con un perro.
- ¿Y?
- Que era el el que tenía la correa en la boca y yo el collar al cuello.
- ¿Y?
- Nada más, pero me dio algo de angustia.
- ¿Conocías al perro?
- No, pero me llevaba con mucho ritmo, se notaba que sabía imponer su autoridad. Incluso me gusto como tiró de la corre para corregirle, bueno, mejor dicho, corregirme.
- A ti lo que te pasa es que eres un poquito masoquista. Pero te aseguro que no pienso llevarte por la calle con una correa al cuello.
- ¿Y si lo haces por el salón?
- Siempre que me lo pidas de rodillas.
- ¿Y con la tele encendida?
- Eres un autentico degenerado.
- Solo un poquito.
Nos leemos
Me encantó. Por cierto: ¿Sólo un poquito? XD
ResponderEliminarSi es sobre un amigo, a mi me lo han contado...
ResponderEliminarSi, los amigos llegan a contar cosas increibles...siempre
ResponderEliminarvale, sicodelico, pero más o menos cerca de muchas realidades. Esta guay profe.
ResponderEliminarSiento haber herido tu realidad, pero yo no he dicho que estuviera mal el relato...
ResponderEliminar¿herido? a mi mientras nome fustiguen en público...
ResponderEliminarDi que si, que las marcas de la correa se tapan perfectamente con una camisa de cuello alto...y la satisfación en el brillo de los ojos.
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