1
Una lágrima de inconmensurable satisfacción recorría su mejilla mientras en su boca sabores y sensaciones que pensaba olvidados le llevaban a otro momento y lugar. Nada de lo que le rodeaba en esos momentos podría haberle distraído y apartado del singular estado de placidez y excitación que, como cada mañana, le provocaba el croissant del desayuno.
2
El agua caliente caía abundante sobre su cuerpo y llenaba el baño de vapor. Con los ojos cerrados mirando al techo se abandono unos eternos segundos al placer de una ducha abundante y caliente. Disfrutar de cada segundo era inevitable, cada gota de agua que impactaba contra su cuerpo era una fuente de insondable placer táctil.
3
La suavidad con la música llenaba todo el coche conviertiendolo en una isla de elegancia y refinamiento en medio de un mar de vulgaridad y terrorífico mal gusto. Esto le provocó una sonrisa y un gesto de complacencia que le hacían parecer estúpido o drogado. Y era así como se sentía, felizmente estúpido y drogado por las elegantes notas, la armonía de sonidos y la genial interpretación. El camino sería demasiado corto ese día.