El pasado sábado una amiga me dijo que echaba en falta mis reflexiones. Que tanta historia, sueños y relatos raros no le hacían mucha gracia. Para que negarlo, la entendí perfectamente. Yo también echo en falta la calma y el sosiego necesarios para reflexionar.
Y así me puse a pensar en las cosas, en las situaciones, en los momentos que abandono el mundo para poder mirarlo desde lejos y permito sorprenderme a mi mismo con una pequeña reflexión.
Pensé en mi amiga que no quiere historias raras, si no pequeñas reflexiones que le ayuden a mirar las cosas de otra forma.
Me quedé embobado delante de la ventana, viendo pasar coches debajo de una lluvia fina y persistente, orballo lo llamamos aquí, y pasó una furgoneta que llevaba impreso, "Si lees esto, tienes razones para sonreír" y por supuesto sonreí, porque me di cuenta que tenía muchas razones para sonreír.
Mi amiga también tiene muchas razones para sonreír, aunque a veces no piense en ellas, y por eso quiero decirle, gracias, porque tú también eres un motivo para sonreír, pero para que sonrían muchos.
Yo sigo sonriendo, empiezo a parecer tonto, pero no me importa, porque soy un tonto feliz, y eso, ser y hacer feliz, es lo importante.
Nos leemos...
Profe. Cuando eres un "tonto feliz" escribes cosas maravillosas. Este relato me lo apunto en mis favoritos.
ResponderEliminarMe quedo sin palabras, precisamente esas que tú siempre encuentras para expresar las cosas. Queda poca gente como tú, o cuesta encontrarla. Me uno , si me lo permites, al grupo de los que sonríen delante de una ventana. Hoy me has hecho llorar-sonreir de emoción.
ResponderEliminarDC, vas a hacer que se me escape una lagrimita. Gracias.
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