Era como una melodía suave, notas agradables que acompañaban sin quedarse con nosotros. Era la compañía que no buscabas, pero que agradecías cuando la encontrabas. Era unas palabras amables y una sonrisa siempre agradables.
Una presencia con la que no contabas porque siempre estaba ahí, como la luz de cada día, o el aire que respiramos.
Perder algo que no valoras porque siempre está supone un vacío doloroso lleno de oscuridad y sentimientos no expresados. Porque no nos queda consuelo alguno, no le dijimos que le apreciamos, que siempre le contábamos como uno de nosotros, que nos daba animo y serenidad.
Y ahora no nos queda más que un tenue recuerdo que se desvanecerá, y no quedará ni la sombra.
No lo había leido hasta hoy, porque siempre buscaba lo último que escribías, me ha parecido muy tierno y tremendamente cierto. A veces, lo que pensamos que siempre vamos a tener , desaparece y como dices es doloroso. Me sorprende esta faceta tuya, voy a tener que buscar más atras en tus escritos.
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