Cada vez que me cruzo con otro coche con una manzanita blanca en su parte trasera se apodera de mi un energumeno simple y gregario que desea con todas sus fuerzas tocar el claxon y agitar los brazos para confraternizar con el otro maquero orgulluso. Todo esto que no haría más que degradar mi, ya bastante degradada, imagen pública es refrenado, a duras penas, por mi yo más sereno y consciente. Pero tengo muy claro que si fuera al revés, un orgulloso maquero vocifera, encience y apaga las luces y me grita como si nos fuera la vida en ello, yo le respondería orgulloso, no podría refrenar a mi energumeno y hasta sentiría una inmediata e inmensa satisfacción. No puedo evitarlo, soy maquero.
Nos leemos...
hola.quiero conocer amigos espanoles mi blog es http://lafinestrasulmistero.myblog.it
ResponderEliminar¡Ahivarrediós! Mira cual va a ser el primer comentario... pues solo por ser el primero no lo borro.
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