Hay que ver lo complicado que resulta esto...
La luz al final del pasillo era realmente cegadora, tanto que acabó cerrando los ojos y tapándoselos con las dos manos. La luz lo había derrotado, permaneció de pié, totalmente parada, sin saber que hacer hasta que la sensación de ceguera y dolor desaparecieron. Tardó un rato en decidirse a a abrir los ojos. No tenía ninguna esperanza, estaba totalmente rendido, lo que no había conseguido la oscuridad lo había logrado la luz.
Lo que pudo ver a su alrededor eran arboles, arbustos, luz del mediodía filtrada por espesas y altas copas, estaba en medio de un pequeño claro, rodeado de altos troncos, con silbidos de pájaros y murmullos de viento entre ramas. Estaba solo y se sentía aliviado, aunque no sabía hacia donde dirigirse el bosque le daba paz y tranquilidad, los espacios abiertos no le asustaban, extendió los brazos e inspiró con fuerza. -Esto es otra cosa.- se dijo en voz alta.
Después de un buen rato de disfrutar del aire limpio y la vista vital y luminosa del bosque decidió tomar una dirección, creía oír el rumor de un río, o un pequeño riachuelo, y eso siempre le llevaría hacia la civilización, así que se dirigió siguiendo su oído. Después de un buen rato, la falta de reloj y la atención que ponía en seguir el ruido del agua lo tenían distraído, oía con más claridad el murmullo del agua, además los arbustos eran cada vez más espesos, y él, aunque cansado, avanzaba con más ganas. Por fin se encontró con un río, ni muy ancho, ni muy profundo, ni muy rápido, y siguéndolo corriente abajo, apenas unos centenares de dificultosos metros, se encontró con una edificación de piedra que parecía un molino de agua.
-¡Por fin!-
Se acercó a la puerta y le dio tres sonoros y alegres golpes.
No llegó a abrirse. L a oscuridad lo invadió todo y sintió como era arrancado de allí.
¡Maldito despertador!
A veces es mejor seguir viviendo en la tranquilidad de los sueños, aunque eso signifique perderse .
ResponderEliminar"¡Maldito despertador!"
ResponderEliminar¿Ya eatá? ya te vale.