miércoles, 30 de junio de 2010

El verano y la armonía zen

-¿Qué haces ahí tirado con el día que hace?
-Deja, deja, que lo del verano lo llevo fatal.
-Ya, como todos los años...
-Este peor. Es que con tanto sol, tanta niña mona, tanto tiempo libre.
-Eso te pasa por pasarte el año estudiando, ahora no tienes nada que hacer. Puedes ir igual a la biblioteca, a ver si conoces a alguna que te haga caso.
-¡Ni de coña! Allí es peor, además con tanto escote, tanta minifalda, tanta sonrisa.... me pongo malo solo de pensarlo. ¡Pero muy malo!
-Y por eso te quedas en casa, como si te hubiesen encadenado al ordenador.
-Es que mi cacharro es el único que me entiende.
-Tu estás tonto, pero tonto puerta. ¡Anda! Ven conmigo a tomarnos unas cañas y verás como se te quita la tontería.
-Tontería... lo que tengo no es tontería, es que cada vez que veo a una lozana moza en edad de merecer mis amorosas atenciones se me va la sangre de la cabeza y pierdo la noción del espacio y el tiempo, la razón  me abandona y el instinto primigenio de procreación y egoísta hedonismo animal se apodera de mi llevándome a un estado natural en la adolescencia pero impropio de una mente adoradora de los prefectos kantianos y aferrima enemiga del superhombre nischeriano. Así, mi buen amigo, nunca alcanzaré el zen y la armonía.
-Mira, lo que te pasa es lo comúnmente denominado "estúpido ardor veraniego" y tiene cura. Tu te vienes conmigo a la playa del Bao, paradisiaca playa, llena de jóvenes en edad de tontear, hermosas y gráciles, y verás como enseguida se te pasa. Y esto te lo digo así para que me entiendas.
-¡Loco! ¿Quieres que me de un ataque?
-Nooo, mira, es muy fácil, después de ver en menos de un dos minutos al décimo grupo de adorables muchachas te parecerá tan normal que para que alguna te altere tendrá que ser una diosa. Así se te quita la tontería.
-¡Curación por saturación! Podría funcionar.
-Venga, coge la toalla y vámonos. ¡Y no te dejes la crema del sol que ya te veo rojo intenso en media hora!

martes, 22 de junio de 2010

No mires atrás

¡Sigue! ¡No te pares! Ya se que parece que están por todas partes, pero no hagas caso a tus oídos. No pienses, solo corre, no te pares ni un segundo, si no, estás perdido. ¿Los demás? No te fijes en los demás. No te dejaré solo, pero si te caes has de levantarte tu mismo, nadie se puede parar, ni esperar, y mucho menos retroceder por nada ni por nadie.

Izquierda o derecha, da igual siempre que no te pares. ¡Cuidado! Si tropiezas no podré ayudarte, sigue, sigue, sigue avanzando sin mirar atrás pues la oscuridad es todo lo que dejamos a nuestras espaldas.

¿Miedo? Sería un inconsciente si no tuviese algo de miedo. Ya se que ese ruido es aterrador, pero el miedo paraliza y nosotros no podemos parar, sigue, olvídate de lo que oyes, piensa que sea lo que sea lo estamos dejando atrás, que está vez lo vamos a conseguir, que ya falta menos.

No estás cansado, ¡no puedes estar cansado!, tenemos que seguir, tenemos que estar cerca, tenemos que conseguirlo. Coge mi mano, no te dejaré atrás, llegaremos juntos, te lo prometo.

Sabía que llegaríamos, sabía que lo conseguiríamos. ¿Por qué no te dejé caer? Porque no me gusta viajar solo, o porque me caes bien, o porque cada noche somos menos los que llegamos al refugio del día y lo que realmente me aterra es quedarme solo.

No lo olvides, si dejamos de movermos, no nos atraparán las sombras que en la noche quieren quitarnos la ilusión, la esperanza y en definitiva, la vida, así que corre y no mires atrás.