martes, 25 de agosto de 2009

Espera

La revista, el cuadro de enfrente, la señora de la izquierda, el señor mayor de la derecha, la revista, el reloj, -¡Señor! ¡si son ya las doce y cuarto!- vuelvo a la revista, que para variar es un Hola, o un Semana, o cualquiera de esas, la verdad es que a mi me da igual, son todas una...
-Perdone, ¿quién es el último?-
-Creo que ese señor de ahí.
En que estaba yo... si, la hora, -¡No puede ser!- son las doce y cuarto y yo sigo aquí, ¿quíén me mandaría?, si yo me siento bien, no me pasa nada, además seguro que es más fácil coger algo aquí que salir curado de algo que trajera de casa. ¿Cómo me dejé liar? si además son las ¡doce y cuarto! cuando salga de aquí me va a oir. Pedirme cita para el médico sin motivo alguno, que si pareces cansado, que si tienes mala cara, que si duermes mal, ¡claro! con tanto agovio y tanto insistir en que estoy enfermo acabarán enfermandome.
Como no haya entrado a las doce y media me levanto y me marcho. Claro que a ver quién los aguanta después, que tal como son me van a pedir justificante médico, ¿qué te dijo? ¿qué pruebas te van a hacer? ¿para cuándo te ingresan? ¡Ah, no! ¡Eso si que no!
-¡Siguiete!-
-Soy yo, ya voy...- Menos mal, porque la verdad es que ya me estaba empezando a marear y ya me veía desmayado antes de poder decir, ¡Ay que que me mareo!...

viernes, 14 de agosto de 2009

Mala decisión. El bosque


Hay que ver lo complicado que resulta esto...
La luz al final del pasillo era realmente cegadora, tanto que acabó cerrando los ojos y tapándoselos con las dos manos. La luz lo había derrotado, permaneció de pié, totalmente parada, sin saber que hacer hasta que la sensación de ceguera y dolor desaparecieron. Tardó un rato en decidirse a a abrir los ojos. No tenía ninguna esperanza, estaba totalmente rendido, lo que no había conseguido la oscuridad lo había logrado la luz.
Lo que pudo ver a su alrededor eran arboles, arbustos, luz del mediodía filtrada por espesas y altas copas, estaba en medio de un pequeño claro, rodeado de altos troncos, con silbidos de pájaros y murmullos de viento entre ramas. Estaba solo y se sentía aliviado, aunque no sabía hacia donde dirigirse el bosque le daba paz y tranquilidad, los espacios abiertos no le asustaban, extendió los brazos e inspiró con fuerza. -Esto es otra cosa.- se dijo en voz alta.
Después de un buen rato de disfrutar del aire limpio y la vista vital y luminosa del bosque decidió tomar una dirección, creía oír el rumor de un río, o un pequeño riachuelo, y eso siempre le llevaría hacia la civilización, así que se dirigió siguiendo su oído. Después de un buen rato, la falta de reloj y la atención que ponía en seguir el ruido del agua lo tenían distraído, oía con más claridad el murmullo del agua, además los arbustos eran cada vez más espesos, y él, aunque cansado, avanzaba con más ganas. Por fin se encontró con un río, ni muy ancho, ni muy profundo, ni muy rápido, y siguéndolo corriente abajo, apenas unos centenares de dificultosos metros, se encontró con una edificación de piedra que parecía un molino de agua.
-¡Por fin!-
Se acercó a la puerta y le dio tres sonoros y alegres golpes.
No llegó a abrirse. L a oscuridad lo invadió todo y sintió como era arrancado de allí.
¡Maldito despertador!

viernes, 7 de agosto de 2009

Mala decisión


Hacía tan solo un segundo estaban ahí, delante de él, hablando sin parar, riéndose de sus propios chistes y siendo hasta escandalosos. Pero de repente, en un recodo en el que estaba un paso, o dos a lo sumo, detrás de ellos, se quedó solo.
Primero se extraño, ¿qué ha pasado?, les llamó, -¿Donde estáis? ¡Volved! Ya ha llegado.- Después se preocupó, empezó a afinar el oído, a ver si oía sus pasos, voces, risas; y la preocupación le llevó a empezar a buscar, a seguir por los interminables pasillos, a avanzar sector por sector, rojo, verde, azul, dejando atrás puertas cerradas y salas vacías.
Cuando ya había perdido la noción del tiempo y no distinguía nada de lo que le rodeaba oyó un risa clara y fresca. Apenas tardó un segundo en dirigirse al pasillo del que salía ese delicioso y esperanzador sonido.
Volvió a suceder. En cuanto dobló el recodo se fue por completo la luz. Estaba en medio de una absoluta oscuridad. Entre la inercia que llevaba y el susto de quedarse repentinamente ciego acabó chocando contra algo, no supo si era pared, puerta, o un estante abandonado, solo sintió dolor y acabó apoyándose con ambas manos en el suelo. Se sentó, respiraba con cierta dificultad, seguía sin nada de nada, le dolía el hombro y la rodilla, ya no entendía nada, ni quería entenderlo, solo quería salir de allí, volver, tenía muy claro que todo formaba parte de un error, de un instante, de una mala decisión.
En algún momento un sonido seco le sacó de sus meditaciones, un resplandor verdoso apareció a su espalda, en cuanto se giró la luz al fondo de un pasillo que no se parecía al que conocía casi le ciega. No lo dudó, se levantó y se dirigió hacia la luz, -Pase lo que pase, yo voy hacia la luz.-Se dijo en voz alta. Y avanzó con más obcecación que determinación.
-Esto no puede empeorar...-se dijo-...¿o no?-