jueves, 17 de diciembre de 2009

Lógica caucasiana

Hay momentos en los que mi hija me sorprende con la sabiduría de la sencillez, lo que me ha recordado algo que hace mucho tiempo llamé "lógica caucasiana" sin motivo alguno.
La lógica caucasiana es simple, directa y demasiado a menudo tremendamente eficaz. Consiste en aplicar la respuesta o solución que nos implique un menor esfuerzo mental, vamos, si me lo tengo que pensar dos veces, o darle demasiadas vueltas al caso, opto por aplicar la solución conocida o la primera que se me venga a la cabeza. Un ejemplo sería el caso de estar perdido en una carretera que ya no sabemos a donde nos lleva y en vez de para y dar la vuelta, o preguntar, seguimos avanzando, pues lo ya recorrido sabemos que no es conocido, y a algún sitio nos llevará. Otro caso típico es el de -¿en que piensas?-, en nada, porque si tengo que pensar en que estaba pensando, me canso, me canso solo de pensar en lo debería pensar que pensé, -...no pienso en nada, de verdad, no pensaba en nada.-
No es un proceso filosófico complejo y elaborado, eso me daba mucho trabajo, solo es eficaz. Si el mundo actuase siguiendo la premisa de la lógica caucásica, seguro que seguiría habiendo problemas y desacuerdos, pero todo el mundo sabría a que atenerse, además de ser más sinceros, porque no hay nada más logicamente caucasiano que decir la verdad, es siempre el camino de menor esfuerzo mental. Si es que al final no estaba tan desencaminado, hasta podría crear una escuela filosófica, pero claro esto no podía ser, supondría demasiado esfuerzo.

lunes, 14 de diciembre de 2009

La pesadilla de Asterión

Mi nombre es Asterión, pero ya nadie llama por mi así, en su lugar usan el de Minotauro.
Hace ya más de veinte años que me han encerrado en un interminable laberinto por donde deambulo alrededor de la plaza donde está mi morada. Todo mi alimento son las escasas briznas de hierba que crecen en los bordes de los pasillos del laberinto, cada día intento buscar nuevos pasillos donde no haya pasado recientemente para no acabar con mi alimento, y al mismo tiempo guardo la esperanza de encontrarme con la salida y poder recorrer las hermosas praderas de Creta, como hacía en mi casi olvidada niñez.
Con cada luna llena se que ha llegado el día del desafío. Desde muy temprano puedo oír un intenso bullicio, voces, gritos, música. Se que las torres que se levantan por encima de mi prisión se han llenado de personas ansiosas de ver la muerte del terrible Minotauro. A veces me tiran cosas, una manzana medio comida, un trozo de pan, o una piedra. Cuando bramo de ira y desesperación las voces acallan por un instante, pero pronto vuelven con más fuerza. En cada desafío tengo más miedo, los días en los que la luna se va haciendo más grande son para mi de autentico sufrimiento, mis pesadillas son más reales y terribles. Veo mi futuro, veo mi muerte a manos de un guerreo vestido con peto, grebas, casco y escudo dorados, con una larga lanza y unos ojos brillante que parecen provenientes del mismisimo infierno.
Pero en cada desafío salgo victoriosos, el guerrero que se me presenta no es el de mis pesadillas y se que mi día no ha llegado, que a ese encogido y dubitativo desgraciado van a tener que hacerle las exequias con una figura de cera en la pira, porque su cuerpo se quedará conmigo.
Y al acabar cada desafío lloro, pensando en el guerrero dorado que habrá de venir para acabar con mi sufrimiento, lloro deseando su llegada y temiéndola al mismo tiempo, porque yo, Asterión, hijo del gran toro blanco deseo vivir a pesar de que la único salida de mi prisión sea la muerte.
Y llega un nuevo día, una nueva búsqueda de pastos y puede que alguna fruta medio comida que fue tirada desde las torres, y puede que me encuentre en mitad de pasillo con una arcada estrecha y discreta que me llevé directamente a una de las preciosas praderas de Creta. Y así seguiré, día tras día, hasta que llegue ese terrible guerrero dorado y me llamen por última vez por mi nombre, Asterión.

martes, 1 de diciembre de 2009

¡No puedo dormir!

-¡No puedo dormir!
-...ummmm...
-¡Qué te digo que no puedo dormir!
-¿Y...?
-Que hagas algo.
-Bueno, a parte de despertarme, no se que hacer.
-¡Tonto! No ves que lo angustiada que estoy?
-¿Y tu no ves lo dormido que estaba?
-¿Como puedes ser...?
-Vale, vale, es que aún no me despertado del todo, a ver, ¿qué ha pasado?
-No se.
-No se porque, pero esto me lo esperaba.
-Venga, no te metas conmigo, es que me desperté y no podía respirar, y...
-Vale, por lo menos no ha sido porque yo roncase.
-Hasta cuando te pones tonto eres simpático.
-Si hasta dormido te hago sonreír es que has hecho un buen fichaje. Anda, apaga la luz y durmamos.
-No con la luz apagada no, que me agobio.
-Vale, pero tienes suerte de que aún esté medio dormido, si no...
-Tonto.
-Que duermas bien.
-Y tu.