miércoles, 10 de marzo de 2010

Polidamante

Eran casi las cuatro de la tarde y ya llevaba más de veinte minutos de espera. Por suerte me había llevado un libro y mi inseparable iPod. Había escogido música relajada, tranquila, acorde con la hora de sobremesa y que me hacía más llevadera la espera. también ayudaba el día soleado, estar ante un café en una terraza en un precioso parque rodeado de árboles con un tenue, pero muy agradable, sol de invierno.
Había renunciado hacía un rato a volver a mirar la hora cuando me doy cuenta de que un gato gris, de considerables proporciones, estaba sentado en la silla que tenía a mi lado. Le observe un rato, era realmente imponente, señorial, impasible. Sin apenas pensarlo le salude incluyendo una elegante inclinación de cabeza, -buenas tardes-.
-Buenas tardes- me responde claramente en gran gato gris mientras entorna ligeramente los ojos.
Ya se que hablar con gatos desconocidos no es muy normal, pero como a veces me ocurren cosas de estas ya no me asusto y me dejo llevar en vez de salir corriendo y pedir vez en le psiquiatra.
- Mi nombre es Carlos.-Le digo mientras apago el iPod y cierro el libro.
- El mío es Polidamante, pero puedes llamarme Poli.
- No hace mala tarde.- Le digo para romper el hielo haciendo uso del tópico meteorológico a la espera de que aparezca algo sobre lo que hablar con un gato.
- Psss.- Dijo Polidamente mirando a un lado y al otro. -¿Está interesante el libro?
- Un clásico, la ilíada, la verdad es que no me canso de releerlo, es tan...- dudé un momento, el gato Polidamante no de dejaba de mirar a las escaleras que subían a la calle Rodício. No parecía muy interesado en lo que le contaba, pero la verdad es que era él quien había preguntado. - ¿Le ocurre algo?- le pregunte algo molesto.
-Disculpa- Me dijo con evidente malestar. -Es que hay por ahí un fox terrier endemoniado que me tiene de los nervios. Cada vez que me ve se me lanza encima con una furia asesina propia del mismo Aquiles.
Ese detalle me dejó claro que Polidamante era todo un señor, consiguió mi disculpa y admiración en la misma frase.
-Muy bueno, lo de Aquiles, no que te persiga un perro loco. Si pudiera ayudarte de alguna manera...
-No se, la verdad es que no creo que tenga solución, acabaré mudándome, eso o consigo que ese enfermo obsesionado tenga un accidente.
-Es que los fox terrier ya se sabe lo obsesivos que se vuelven, no paran. Pero, ¿no tiene dueño?
Me miró mal, una mirada entre disgusto, desaprobación y algo de cansancio. No me contesto en el momento, se lo pensó un poco.
-Si, viene con alguien, pero siempre lo trae suelto y todo lo que hace cuando me persigue es llamarlo un par de veces. Ese humano tiene de líder lo que yo de tonto.
-Ya,- dije un poco abrumado. -¿Si quieres hablo con ese individuo y le llamo la atención por traerlo suelto? Eso ten daría algo de ventaja.- Esta vez no me atreví a llamarlo dueño, me pareció que ese término no le hacía mucha gracia.
-Pues sería todo un detalle, la verdad.
-Dalo por hecho.- En ese momento me sentía grande.
Antes de que pudiera decir nada más Polidamante profirió una especie de chillido y se marcho tirando la silla donde estaba sentado. Un fox terrier blanco, marrón y negro le perseguía ladrando como loco. Les seguí con la mirada unos segundo para después mirar en sentido contrario para localizar al humano que venía con él. La verdad es que fui un poco brusco, pero se lo había prometido al gran gato gris Polidamante. Espero que ahora tenga algo de tiempo antes de que suelten para correr por el parque a Coque, el nervioso y alegre fox terrier.

2 comentarios:

  1. No te preocupes si has sido brusco con el "dueño" del perro, es normal echar una mano a los gatos grises con eso ojos, si nos lo piden con educación. Ya te digo que de la familia de mi gato no es, bueno..., a lo mejor familia lejanaaaa...

    Un beso.

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  2. !Buf! que espesito , debo ser que ando nos biosbardos, pero no ha sido mucho de mi agrado, pero me pongo del lado del gato y eso que los gatos y yo no nos llevamos.....

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